Los Garambullos es una propiedad que se encuentra a 18 km de San Miguel de Allende. Fue diseñada por dos famosos paisajistas franceses y grandes viajeros, Eric Ossart y Arnaud Maurieres.

La casa ocupa un terreno de 3,15 hectáreas en un paraje de naturaleza virgen, sin vistas desagradables y en perfecta calma. Toda la propiedad está cercada.

En la ladera, frente a un impresionante paisaje, la casa, construida en un estilo contemporáneo que evoca la arquitectura de Luis Barragán, es accesible a pie a través de un prado natural, transformado en un jardín por un conjunto de terrazas y escaleras de piedra, o por un camino tradicional de guijarros, que conduce al garaje y luego a la entrada principal de la casa.

La fachada principal, hecha de piedra volcánica, mira hacia el sol naciente y hacia los cerros cubiertos de densa vegetación. En toda su extensión, una gran terraza y una piscina de 30 m de largo se sitúan a modo de balcón hacia el paisaje.

La entrada, al sur, comparte un primer edificio principal de dos dormitorios, con vestidor, zona de despacho, baño y aseo.

El cuerpo principal es muy simple y ofrece volúmenes inusuales. Bajo un techo de 5 metros de altura se organiza un salón muy amplio: el salón con una gran chimenea, está presidido por un gran bordado de seda centroasiática y escaleras africanas; el comedor en piedra volcánica negra se dibuja como una auténtica escultura en el centro de la estancia y una cocina muy funcional se abre a un patio con encimera exterior y un lavadero anexo.

El pórtico se utiliza principalmente como comedor. Es el pretexto para la exhibición de cuatro grandes puertas bereberes antiguas y ofrece la comodidad de un gran banco y una mesa de madera maciza con capacidad para una docena de comensales.

Un corredor entre un muro de piedra y grandes estantes que presenta una colección de cerámica rural mediterránea y mexicana recorre la fachada este que conduce a un gran baño/vestidor en piedra negra. Allí, una colección de latón oriental y kilims de Anatolia en la pared añaden un encanto oriental que recuerda a los hammams. Al final del pasillo, el dormitorio principal se beneficia de una decoración similar y se abre a una terraza muy privada que ilumina el sol de la mañana. En este gran salón con chimenea, una zona de biblioteca esconde también una gran pantalla ante la que gruesas alfombras de lana invitan a languidecer.

Cada habitación está equipada con un calentador de gas Rinai incorporado o una chimenea. El clima de San Miguel y la ventilación natural de los edificios prescinden de la climatización artificial. La piscina está climatizada por un sistema solar que cubre todo el techo del edificio principal de la casa. El agua caliente es suministrada por un calentador de gas. La vivienda dispone de lavadero con fregadero y lavadora, además de un trastero.